El Betis ha completado un pésimo partido en el Vicente Calderón y se viene de vacío en un nuevo y último enfrentamiento ante el Atlético de Madrid. Y casi que es lo mejor que saca de su visita al conjunto colchonero, que lo pierde de vista por fin esta temporada tras tanto enfrentamiento seguido entre la Liga y la Copa. Pierde de vista al Atlético y pierde de vista a Diego Costa, que ha vuelto a enloquecer a los verdiblancos y ayudó a que los de Mel perdieran de vista su verdadero objetivo, la portería contraria.
Antes de que Diego Costa enloqueciera a los béticos, de que saliera al campo y marcara en un acción defensiva imperdonable, lo cierto es que el Betis tampoco inquietó a los locales. Los de Mel apenas importunaron a Courtois, estuvieron poco finos, por no decir nulos, del centro del campo para arriba, y aguantaron cuanto pudieron en defensa con las paradas de Adrián, antes de su error, y con un buen Amaya. Y eso sí que habrá que atajarlo, porque si bien al Atlético se le pierde de vista, los problemas que viene sufriendo el Betis en los últimos encuentros están siendo más prolongados.
El Betis ha tirado a puerta dos veces en todo el encuentro, y fueron dos disparos a puerta que valen para las estadísticas, pero realmente no como ocasión peligrosa. Estuvo absolutamente inocuo, inocente, apenas le hizo cosquillas a los colchoneros. Esa falta de peligro está íntimamente relacionada con el bajón que está sufriendo el juego de creación del equipo, personalizada en Beñat, cuyo partido en el Calderón engrosa ya una lista de varios de paupérrimo nivel. Sin el vasco, y con una titularidad un tanto incomprensible de Pabón (tres días en Sevilla), que no aportó nada en su debut, el conjunto de Mel se quedó sin cauces de fútbol, sin precisión, sin juego, sin verticalidad. Campbell lo intentó y Rubén Castro no anduvo fino.
Con todo ello, todo lo que pudo ofrecer el equipo verdiblanco fue cierta seriedad en defensa, a ratos, y pelea a la hora de defenderse. Aguantó un primer chaparrón de juego y ocasiones colchoneras nada más comenzar el encuentro, luego intentó crecer en su fútbol, pero de forma intermitente y poco real, y luego anduvo en el campo de pelea en pelea individual mostrando cierta capacidad de lucha, pero ninguna de peligro.
Con todo, pese a las pobres prestaciones, se mantuvo en el partido hasta que coincideron dos sucesos. El primero, la salida de Diego Costa al terreno de juego. El segundo, una acción defensiva horrible en un saque de esquina. Esos dos hechos confluyeron en un saque de esquina en el que Perquis y Adrián fallaron y en el que Beñat anduvo como suele últimamente, perdido. La pelota que se paseó por el área chica ya estaba conectando con la cabeza de Costa cuando Beñat se dio cuenta de que tenía que cubrirlo. Otra pregunta, para Mel, sería por qué Beñat cubre al delantero centro del equipo rival, más alto, más fuerte y más agresivo.
Y prácticamente, en ese gol de Diego Costa en el minuto 61, cuando tenía que empezar otro partido para el Betis supuestamente, fue cuando se acabó. Pudo cambiarlo Undiano Mallenco si hubiera expulsado como debía al brasileño por una brutal entrada de roja, pero de nuevo se tapó los ojos ante el Betis.
El conjunto andaluz se perdió entonces en tánganas, en peleas, en roces, en malas acciones y en enfado. Le hizo el trabajo sucio al Atlético de Madrid y se convirtió en la cuña perfecta para que Diego Costa se moviera a su antojo en esas aguas turbulentas del fútbol en las que tan bien se mueve.
El Betis, que apenas había creado peligro antes, ya no lo creó después. Los cambios de Mel tampoco mejoraron el equipo, que parecía asumir la derrota con tal de dejar alguna marca de guerra a Diego Costa, como el feo gesto de Amaya.
Pero el partido ya estaba perdido, con un apretado 1-0, pero estaba perdido. El Betis tiene la suerte pues de perder de vista al Atlético y a Costa, pero lo que va a seguir teniendo es problemas de fútbol y resultados (tres jornadas sin ganar) si no se hace mirar las deficiencias graves que está ofreciendo en los últimos partidos. Si Mel no lo soluciona, evidentemente, llegará el bajón que tanto ha anunciado. Ya ha iniciado una cuesta abajo.
Fuente: ElDesmarque
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