Este Betis se ha quedado sin plan. Las cinco derrotas consecutivas que acumula son buena prueba de ello. Su juego alegre, osado, valiente, ya no le vale, le quita más que le da. La otra variante, el plan B, el que ha probado Pepe Mel ante el Español, tampoco le ha dado resultado. Este plan B ha cambiado la cara del conjunto verdiblanco, que ya no va a buscar el rival, lo espera en el mediocampo; que ya solo presiona en la zona de creación, no arriba; que ya no busca el intercambio de golpes, sestea y intentar frenar el ritmo del partido; que ya no utiliza jugadores ofensivos, sino más defensivos; y que ya no vive en el área rival, sino lejos, muy lejos de ella, y casi sin atisbarla. Ese otro Betis no ha caído muerto en Cornellá, de hecho ha tenido sus opciones, pero ha caído, y eso empieza a ser preocupante cuando, pase lo que pase, el resultado es el mismo, derrota
Este otro Betis, cierto, ha sido más agresivo, y por momentos ha controlado a su rival, pero esas virtudes no las ha ganado a base de sus defectos, sino que las ha sustituido por las otras buenas que tenía. Porque los errores siguen siendo los mismos. Una defensa bisoña que sufre a su espalda pero también cuando se acula. Y eso que Casto, con una gran actuación, y hasta el árbitro, que escatimó algún penalti a los periquitos en la primera mitad, ayudaron. Pero no ha sabido el Betis de salir de su crisis, la de derrotas constantes (van cinco). Por ahora solo preocupan los resultados, mientras que la clasificación da un alivio. De seguir así la preocupación se hará extensiva.
El Betis fue a buscar un punto, el empate, la confianza ante el Español. Lógico por otra parte. Para ello intentó fortalecer el centro del campo, de nuevo con el trivote. Le costó a los verdiblancos coger el aire del partido y en el camino casi se le escapa, pero se repuso y al final de la primera parte, tras varias intervenciones de Casto, creció. Si bien es cierto que le costaba crear, que Beñat, lejos del campo rival, intentaba demasiadas cosas para la sencillez que requería el encuentro y que la presencia ofensiva verdiblanca era casi nula, los errores rivales en la conducción y el buen posicionamiento de la primera línea de presión hispalense le permitieron incluso agobiar a los locales.
Pasó algo parecido tras el descanso, pues comenzó mucho mejor el Español la segunda parte y con los minutos, y con el cambio de Tosic por Santa Cruz, el Betis se recuperó. Pero a fuerza de intentar controlar su juego de retaguardia se olvidó del ofensivo, se alejó demasiado de su estilo, y pasó lo que puede pasar, que el delantero rival, ya Pandiani supliendo a Álvaro, meta una de las que tiene entre una defensa de mantequilla y entonces se queda el bético con cara de circunstancias. Y así se quedó el bético, que mira la clasificación y se calma, porque se ve alejado del peligro, pero que mira los resultados y se inquieta, porque ve que su equipo va poco a poco perdiendo fuerza y que, además, va perdiendo la identidad.
Este otro Betis, cierto, ha sido más agresivo, y por momentos ha controlado a su rival, pero esas virtudes no las ha ganado a base de sus defectos, sino que las ha sustituido por las otras buenas que tenía. Porque los errores siguen siendo los mismos. Una defensa bisoña que sufre a su espalda pero también cuando se acula. Y eso que Casto, con una gran actuación, y hasta el árbitro, que escatimó algún penalti a los periquitos en la primera mitad, ayudaron. Pero no ha sabido el Betis de salir de su crisis, la de derrotas constantes (van cinco). Por ahora solo preocupan los resultados, mientras que la clasificación da un alivio. De seguir así la preocupación se hará extensiva.
El Betis fue a buscar un punto, el empate, la confianza ante el Español. Lógico por otra parte. Para ello intentó fortalecer el centro del campo, de nuevo con el trivote. Le costó a los verdiblancos coger el aire del partido y en el camino casi se le escapa, pero se repuso y al final de la primera parte, tras varias intervenciones de Casto, creció. Si bien es cierto que le costaba crear, que Beñat, lejos del campo rival, intentaba demasiadas cosas para la sencillez que requería el encuentro y que la presencia ofensiva verdiblanca era casi nula, los errores rivales en la conducción y el buen posicionamiento de la primera línea de presión hispalense le permitieron incluso agobiar a los locales.
Pasó algo parecido tras el descanso, pues comenzó mucho mejor el Español la segunda parte y con los minutos, y con el cambio de Tosic por Santa Cruz, el Betis se recuperó. Pero a fuerza de intentar controlar su juego de retaguardia se olvidó del ofensivo, se alejó demasiado de su estilo, y pasó lo que puede pasar, que el delantero rival, ya Pandiani supliendo a Álvaro, meta una de las que tiene entre una defensa de mantequilla y entonces se queda el bético con cara de circunstancias. Y así se quedó el bético, que mira la clasificación y se calma, porque se ve alejado del peligro, pero que mira los resultados y se inquieta, porque ve que su equipo va poco a poco perdiendo fuerza y que, además, va perdiendo la identidad.
Fuente: Eldesmarque