Saltó el Real Betis al Villamarín tan frío como la mañana en que se dieron cita la hinchada verdiblanca y una gran afluencia de aficionados al conjunto nazarí.
Desde muy prontito se vió que la escuadra de Mel andaba aún desayunando en el Bar Pavón, Bodeguita Cástulo o en Jamaica a la hora que pitó el trencilla Turienzo Álvarez porque desde ese momento el Granada C.F. dominó el encuentro hasta colocarse con 2 goles al filo del descanso.
Un centro de campo que hacía aguas por todos lados y llegando tarde a todos los balones divididos como corriendo detrás de los granadinos, unos costados que fueron mantequilla para unos extremos que entraban una y otra vez hasta línea de fondo y la defensa que sigue siendo endeble aunque Mario la mejore algo es lo que provocó junto con el sazonador de la indolencia y la relajación que el Real Betis regalase tres puntos a un rival directo por la permanencia.
Yebda, en un remate de cabeza tras saque de esquina que se estrelló en el lateral de la red, ya avisó de que el partido se iba a complicar. Y en el minuto 12...balón que recoge Martins por el costado derecho y que condujo sin oposición hasta la frontal del área, sorteando las débiles embestidas de hasta cuatro jugadores béticos, incapaces de frenarlo antes de que sirviera a Ighalo para que ajusticiara a Casto con un ajustado remate, seco y raso. Como respuesta verdiblanca, que no reaccionó al gol nazarí, destacar dos disparos sin mucha mordiente de Salva Sevilla y Beñat siendo estas las únicas aproximaciones de los heliopolitanos en esta primera mitad.
Y cuando más arrecía las protestas de la afición bética al dominio absoluto de los chicos de Abel Resinos, Martins mete un balón a la espalda de la defensa que recepciona Franco Jara y en una salida estrepitosamente mala de Casto que no atina a coger el balón a los pies de Jara, hace que el delantero visitante cediera a Martins para poner placidamente el segundo tanto de la mañana. Mucho debía cambiar el Betis, sobre todo en actitud, para lograr algo positivo en la mañana del domingo.
Con la segunda mitad se adivinaba que Pepe Mel arengaría y abroncaría a los suyos por la inexplicable lamentable primera mitad, e hizo el primer cambio sentando a Salva Sevilla y metiendo a Pozuelo para así darle más frescura, chispa y movilidad al ataque. El Betis se fué más arriba, gracias también a que el Granada reculó para salir al contragolpe y matar el partido. Santa Cruz y Pozuelo tuvieron claras ocasiones, aunque el Granada bien puedo dar réplica a la contra. Se robaba más cerca del área y se creaban algo más de ocasiones con un rival que ya iba perdiendo tiempo en forma de jugadores doloridos, el retraso en el saque de portería...Pero Mel no tardó mucho más en hacer su segunda sustitución, retirando del terreno de juego a Rubén Castro, para meter en el mismo a Jorge Molina.
Después de perdonar Martins el 0-3 tras una buena asistencia de Dani Benítez (58’), y ya con Jorge Molina en cancha, sí que gozaron los béticos de un par de buenas ocasiones para acortar distancias, pero el meta Julio César se lució al desviar a córner un remate a la media vuelta de Molina (66’) desde el punto de penalti y luego fue Pozuelo (72’) el que remató alto una buena combinación entre Molina y Roque.
El técnico verdiblanco no espero para quemar todas sus naves e ir a por todas, y en el 64 de partido ya gastó todos su cambios con la entrada de Jonathan Pereira en lugar de Isidoro.
Los minutos pasaban, hasta que en el 81, Pereira aprovechaba que se le escapaba el balón al portero en una salida para empujarla y recortar distancias. Y un Betis más instalado en la ansiedad por buscar el empate que en la frialdad de buscar esa oprtunidad que le diera al menos un punto, hizo que el marcador llegara así al final de los 90 minutos.
