Severo correctivo el sufrido por el Betis en su visita al nuevo estadio de Los Cármenes granadino, donde los de Mel encajaron su segunda derrota consecutiva –la cuarta de la temporada– y por segunda vez se quedaron sin marcar, algo que habían hecho en todos los partidos de Liga hasta el cruce copero con el FC Barcelona, cuya resaca está durando ya demasiado.
Estas dos últimas derrotas provocan que el Rayo alcance a los verdiblancos al frente de la clasificación y que la ventaja sobre el tercero –de ocho puntos a primeros de mes– se reduzca a dos solamente.
Es evidente que el cargadísimio calendario del mes de enero –ocho partidos en 28 días– está pasando factura a los verdiblancos, que han perdido chispa y frescura y quizá por ello ayer optaron por el fútbol-control y el juego sin extremos ante un Granada que les ganó la partida desde la pizarra y supo explotar la velocidad de Dani Benítez –cuatro goles al Betis esta campaña, como Messi– y el poderío goleador de Geijo para finiquitar el partido en un santiamén, en cuanto se les presentó la ocasión.
Pepe Mel, que empezó la temporada poblando las bandas de extremos, con los zurdos Momo y Caffa, ha ido poco a poco prescindiendo de ellos, primero por falta de confianza en el argentino –que acabó regresando a su país– y luego por la lesión del canario, lo que dio paso a diversas variantes tácticas: el ‘trivote’ en el medio, el ‘tridente’ arriba y, ayer, este ‘cuadrado mágico’ que asegura la posesión pero se mostró inocuo y carente de desborde y verticalidad.
Posesión engañosa. De poco sirvio a los béticos, con Iriney, Arzu, Beñat y Salva Sevilla superpoblando los medios, gozar de un 65% de posesión de balón –esa gran mentira, salvo si el que lo posee lo circula como hace el Barça–, pues casi todos sus movimientos fueron previsibles, con toques y más toques en horizontal y nula peligrosidad por las bandas, que Pepe Mel concedió enteras a los laterales Isidoro y Nacho, que rara vez sorprendieron por ellas.De hecho, en la primera parte, sólo Isidoro y Jorge Molina pudieron ensayar el remate desde dentro del área, pues el resto fueron disparos lejanos de Beñat, Rubén Castro o Salva Sevilla que crearon muy pocos problemas al meta Roberto.
El Granada, sin embargo, pese a tener menos control de balón llegó con mucho más peligro: la primera incursión de Dani Benítez dejó en evidencia a Isidoro y Roversio y permitió a Geijo (24’) rematar el larguero. Y luego, en el descuento, otra buena jugada de Dani y una pifia enorme de Arzu no la transformó en gol Geijo de milagro.
La segunda parte comenzó con un aviso lejano de Beñat, al que pronto iban a contestar los locales con sus armas: velocidad, desborde y pegada, el fútbol de verdad que en quince minutos de inspiración hacía trizas el fútbol de mentira que los verdiblancos habían puesto en práctica desde el pitido inicial. Dani Benítez y Álex Geijo, ellos solitos, hicieron trizas todo el entramado defensivo bético y dejaron en evidencia a Isidoro, Roversio y el propio Dorado. En un cuarto de hora, el partido resuelto y las primeras dudas pueden empezar a surgir.
Fuente: Elcorreo
Estas dos últimas derrotas provocan que el Rayo alcance a los verdiblancos al frente de la clasificación y que la ventaja sobre el tercero –de ocho puntos a primeros de mes– se reduzca a dos solamente.
Es evidente que el cargadísimio calendario del mes de enero –ocho partidos en 28 días– está pasando factura a los verdiblancos, que han perdido chispa y frescura y quizá por ello ayer optaron por el fútbol-control y el juego sin extremos ante un Granada que les ganó la partida desde la pizarra y supo explotar la velocidad de Dani Benítez –cuatro goles al Betis esta campaña, como Messi– y el poderío goleador de Geijo para finiquitar el partido en un santiamén, en cuanto se les presentó la ocasión.
Pepe Mel, que empezó la temporada poblando las bandas de extremos, con los zurdos Momo y Caffa, ha ido poco a poco prescindiendo de ellos, primero por falta de confianza en el argentino –que acabó regresando a su país– y luego por la lesión del canario, lo que dio paso a diversas variantes tácticas: el ‘trivote’ en el medio, el ‘tridente’ arriba y, ayer, este ‘cuadrado mágico’ que asegura la posesión pero se mostró inocuo y carente de desborde y verticalidad.
Posesión engañosa. De poco sirvio a los béticos, con Iriney, Arzu, Beñat y Salva Sevilla superpoblando los medios, gozar de un 65% de posesión de balón –esa gran mentira, salvo si el que lo posee lo circula como hace el Barça–, pues casi todos sus movimientos fueron previsibles, con toques y más toques en horizontal y nula peligrosidad por las bandas, que Pepe Mel concedió enteras a los laterales Isidoro y Nacho, que rara vez sorprendieron por ellas.De hecho, en la primera parte, sólo Isidoro y Jorge Molina pudieron ensayar el remate desde dentro del área, pues el resto fueron disparos lejanos de Beñat, Rubén Castro o Salva Sevilla que crearon muy pocos problemas al meta Roberto.
El Granada, sin embargo, pese a tener menos control de balón llegó con mucho más peligro: la primera incursión de Dani Benítez dejó en evidencia a Isidoro y Roversio y permitió a Geijo (24’) rematar el larguero. Y luego, en el descuento, otra buena jugada de Dani y una pifia enorme de Arzu no la transformó en gol Geijo de milagro.
La segunda parte comenzó con un aviso lejano de Beñat, al que pronto iban a contestar los locales con sus armas: velocidad, desborde y pegada, el fútbol de verdad que en quince minutos de inspiración hacía trizas el fútbol de mentira que los verdiblancos habían puesto en práctica desde el pitido inicial. Dani Benítez y Álex Geijo, ellos solitos, hicieron trizas todo el entramado defensivo bético y dejaron en evidencia a Isidoro, Roversio y el propio Dorado. En un cuarto de hora, el partido resuelto y las primeras dudas pueden empezar a surgir.
Fuente: Elcorreo
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