La carta es la siguiente:
"Llevar el brazalete de capitán del Real Betis no es cualquier cosa. Y yo he tenido el honor y el orgullo de portarlo en mi brazo con el apoyo y el cariño del club, de mis compañeros y de los aficionados. Entiendo que es un ejercicio de responsabilidad y solo desde el respeto y la más absoluta de las actitudes profesionales se puede ejercer la capitanía de un equipo tan grande. Solo deseo haber estado a la altura porque puedo asegurar que en cada entrenamiento y en cada partido he dado lo máximo para que así fuera.No podía dejar la que ha sido mi casa estos últimos años sin despedirme desde el más profundo sentimiento de cariño y de agradecimiento. He crecido como jugador y como persona, pero os puedo asegurar que eso no hubiera sido posible si en este vestuario no hubiera habido ese espectacular grupo humano. Un equipo de currantes. De profesionales en mayúsculas y de compañeros con los que libraría una y mil batallas.
Unidos en los buenos momentos y en los malos. Solo así puede entenderse el trabajado ascenso que logramos hace dos temporadas o la meritoria permanencia de esta campaña. Dejo atrás un grupo excepcional, pero también muchos amigos. Y un cariño a una afición que ha convertido mi estancia en el Real Betis en una de las etapas más bonitas de mi vida. Con la excepción de la dolorosa pérdida que ha sido para todos la de nuestro compañero y amigo Miki Roqué.
En el mundo del fútbol a veces debes tomar decisiones que no todo el mundo entiende sin conocer todos los detalles. Ahora empiezo una bonita etapa en el Granada, club que desde el primer momento ha apostado firmemente por mi, y con el que me dejaré la piel en el campo como siempre lo hice con la camiseta del Betis. Siempre os llevaré en mi corazón.
Un fuerte abrazo a toda la familia bética,
Iriney"
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