El Betis dejó escapar una inmejorable oportunidad de poner tierra de por medio con un rival directísimo en la lucha por el ascenso, pues desperdició 45 minutos de superioridad numérica ante un Celta que supo aguantar con diez y con nueve las desordenadas embestidas de los verdiblancos, que desperdician su segunda bola de partido –la primera fue en Vallecas– y deberán jugarse el todo por el todo en las diez últimas jornadas, que afrontan con una exigua ventaja de cuatro puntos cuando aun restan treinta por disputarse. La jornada, tras el empate de Rayo en Valladolid y con el Celta llegando a Heliópolis inmerso en su peor crisis de la temporada –los gallegos habían sumado un punto de quince en los cinco partidos precedentes– se presentaba propicia para que el Betis, arropado por más de 40.000 aficionados en su estadio, diera un golpe de mano en la lucha por el ascenso y recobrara los galones de líder que se había dejado en Vallecas el domingo anterior. Un triunfo le hubiera colocado de nuevo primero y con siete puntos de ventaha –ocho si contamos el goal-average– sobre los gallegos. Tanto como tener medio ascenso en el bolsillo, pero cuando mejor se les puso el partido, tras el empate y la expulsion de Roberto Lago (43’), a los jugadores béticos y a su entrenador se les fue la luz y no hubo manera de sacar provecho a tres cuartos de hora de superiodad numérica en los que al equipo le faltó frescura y recursos para noquear a un rival que parecía groggy. Celta mandón. El partido había arrancado con un Celta mandón que pronto cobraría ventaja gracias al buen hacer de sus mediocampistas –que se adueñaron del balón– y a la velocidad de su pareja de delanteros, siempre buscando las espaldas de los zagueros béticos, aunque fuera rayando el fuera de juego, de donde arrancó De Lucas para servir un pase de gol a David Rodríguez cuando sólo iban seis minutos de juego. La matinal, que amaneció nublada, se ponía negrísima, y por el Villamarín incluso empezó a lloviznar para satisfación de los celtiñas, que durante el primer cuarto de hora fueron los amos.El Betis tenía que reaccionar y lo hizo cuando despertaron Beñat y Salva Sevilla y empezaron a entrar en juego sus hombres de arriba, con un Emana muy activo pese a estar escorado a la izquierda. El primer aviso lo dio Jorge Molina (13’), al culminar una buena combinación ofensiva con un remate al poste, cerca de la cruceta. Luego Rubén Castro (14’ y 19’) puso por dos veces a prueba los enormes reflejos del meta Yoel, se reclamó un penalti sobre Molina (20’) y de tanto insistir acabó llegando el empate, en un exquisita combinación que inició Juanma, continuaron Rubén Castro y Emana, y culminó Jorge Molina (36’) a placer. Apenas dos minutos después del empate, el Celta se quedaba en inferioridad al ver Roberto Lago su segunda amarilla por una aparatosa entrada sobre Emana, lo que permitió al Betis irse al descanso con unas perspectivas halagüeñas, pues quedaba toda la segunda parte para jugar con uno más. Pero no hubo manera: Paco Herrera quitó a De Lucas y reajustó su defensa con Víctor Fernández –sobrino del ex bético Luis Fernández, el cántabro–, mientras que Mel no acertó con los cambios, primero con el de Momo, que acusó su larga inactividad, y luego con los de Palancar y Roversio, que aportaron nada. Al lógico acoso de los béticos le faltó un punto de intensidad para poner en serios apuros a Yoel, que sólo hubo de emplearse a fondo para desviar un cabezazo de Rubén Castro (69’), franco pero centrado. Tras la expulsión de Belenguer, al Celta le dio para sacar pecho y meter miedo, pero aún gozó el Betis de otra superioridad (roja a Aspas, en el 84’) que tampoco supo explotar. Así, pues, le tocará sufrir. Fuente: Elcorreo
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