Su objetivo fundamental es "sanear el club" y una de sus intenciones, dejar claro que no está en el cargo "sólo para figurar".
Miguel Guillén Vallejo es el nuevo presidente del Betis y sus primeras horas en el cargo que "nunca" pensó ocupar las pasó en vela. "No he podido dormir nada", confiesa el hombre que dirige ahora el universo verdiblanco, aunque en el fondo no sea quien más manda porque el poder emana de las acciones, no del sillón presidencial. "Pero este consejo es democrático, cada consejero tiene un voto. Y en el momento en que vea que alguna decisión no está ligada al interés del club, tomaré la decisión oportuna. Mi cometido no es figurar nada más, quiero ser el presidente de todos los béticos", afirma con vehemencia cuando se compara su estatus con el de su antepenúltimo predecesor, José León.
El nuevo presidente del Betis sabía que iba a serlo "desde hace varias semanas". Aun así, siempre guardó el secreto e incluso apostó en público a que no sería el elegido. Pepe Mel, por ejemplo, se enteró justo antes de la junta. Ahora que ya es oficial, Guillén anticipa que su eje fundamental será "dar continuidad" al proyecto que nació el 13 de diciembre. "La prioridad total y absoluta es la deuda, sanear el club. Hay un proyecto de viabilidad en marcha pero nos va a llevar un tiempo. También queremos regenerar el Betis y recuperar nuestras señas de identidad, la imagen que teníamos antes", adelanta el flamante y feliz dirigente.
Guillén ya es presidente, pero le sorprende recibir ese tratamiento. Sobre todo si quien así se dirige a él es su ídolo. "Gordillo me llama presidente... No acabo de asimilarlo", admite Guillén, que sólo puso una condición para aceptar el puesto: "Que Gordillo continuase vinculado al club. Es el principal activo después de la afición", apostilla. La figura de Gordillo y su aspiración de ser el "presidente de todos los béticos" van muy ligados, de hecho: "La unidad es un logro que en gran parte se debe a Gordillo. Por eso mismo puse esa condición. Es imprescindible en esta nueva etapa. Para el Betis, todo es más fácil con Rafael Gordillo. Sustituirlo es tarea imposible", reconoce.
OBJETIVO: "NO SUFRIR". Así pues, el propósito de Guillén es "representar a todos los béticos", sin distinción de género, raza o filiación a plataforma. "Vengo a servir al Betis, no a servirme a mí mismo", repite mil veces. "Me gustaría que se me recuerde como un bético que arrimó el hombro en una etapa de dificultades, igual que han hecho otros miles", desea el ya exconsejero de marketing, que por cierto no cierra ninguna puerta deportiva: "Crecer no es incompatible con la deuda. Tampoco hay que esperar que estemos en los puestos de Champions, pero estamos haciendo un equipo interesante. El objetivo es hacer una temporada digna y no sufrir, y si se pone a tiro algo más importante, perseguirlo", sentencia.
Miguel Guillén Vallejo es el nuevo presidente del Betis y sus primeras horas en el cargo que "nunca" pensó ocupar las pasó en vela. "No he podido dormir nada", confiesa el hombre que dirige ahora el universo verdiblanco, aunque en el fondo no sea quien más manda porque el poder emana de las acciones, no del sillón presidencial. "Pero este consejo es democrático, cada consejero tiene un voto. Y en el momento en que vea que alguna decisión no está ligada al interés del club, tomaré la decisión oportuna. Mi cometido no es figurar nada más, quiero ser el presidente de todos los béticos", afirma con vehemencia cuando se compara su estatus con el de su antepenúltimo predecesor, José León.
El nuevo presidente del Betis sabía que iba a serlo "desde hace varias semanas". Aun así, siempre guardó el secreto e incluso apostó en público a que no sería el elegido. Pepe Mel, por ejemplo, se enteró justo antes de la junta. Ahora que ya es oficial, Guillén anticipa que su eje fundamental será "dar continuidad" al proyecto que nació el 13 de diciembre. "La prioridad total y absoluta es la deuda, sanear el club. Hay un proyecto de viabilidad en marcha pero nos va a llevar un tiempo. También queremos regenerar el Betis y recuperar nuestras señas de identidad, la imagen que teníamos antes", adelanta el flamante y feliz dirigente.
Guillén ya es presidente, pero le sorprende recibir ese tratamiento. Sobre todo si quien así se dirige a él es su ídolo. "Gordillo me llama presidente... No acabo de asimilarlo", admite Guillén, que sólo puso una condición para aceptar el puesto: "Que Gordillo continuase vinculado al club. Es el principal activo después de la afición", apostilla. La figura de Gordillo y su aspiración de ser el "presidente de todos los béticos" van muy ligados, de hecho: "La unidad es un logro que en gran parte se debe a Gordillo. Por eso mismo puse esa condición. Es imprescindible en esta nueva etapa. Para el Betis, todo es más fácil con Rafael Gordillo. Sustituirlo es tarea imposible", reconoce.
OBJETIVO: "NO SUFRIR". Así pues, el propósito de Guillén es "representar a todos los béticos", sin distinción de género, raza o filiación a plataforma. "Vengo a servir al Betis, no a servirme a mí mismo", repite mil veces. "Me gustaría que se me recuerde como un bético que arrimó el hombro en una etapa de dificultades, igual que han hecho otros miles", desea el ya exconsejero de marketing, que por cierto no cierra ninguna puerta deportiva: "Crecer no es incompatible con la deuda. Tampoco hay que esperar que estemos en los puestos de Champions, pero estamos haciendo un equipo interesante. El objetivo es hacer una temporada digna y no sufrir, y si se pone a tiro algo más importante, perseguirlo", sentencia.
Fuente: El correo
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