El Betis ha empatado sin goles en el Reyno de Navarra un partido que comenzó controlando pero cuya dirección dejó escapar. Sin pasar apuros, pero con dificultades para conectar en labores ofensivas. Un punto valioso, no obstante, que le permite mantenerse en puestos europeos.
En el arranque, el conjunto de Pepe Mel ofreció una gran versión. Presionó con las líneas adelantadas y disfrutó de buenas ocasiones. La tuvo Jorge Molina al segundo minuto, pero picó el esférico ante la salida de Andrés Fernández y su remate se marchó desviado. Luego Paulao, de cabeza, y Rubén Castro, que sí acertó ante la meta rojilla con un chutazo imponente, aunque el árbitro, puede que injustamente, señaló fuera de juego del canario.
Sin embargo, ese Betis fue un espejismo, pues a los veinte minutos al duelo le cambió el rostro. Osasuna comenzó a intentarlo por las bandas, especialmente merced al trabajo del habilidoso Cejudo. Los verdiblancos, eso sí, se mostraron firmes en labores de defensa, aunque con algún despiste que pudo costar caro.
Adrián respondió bien cuando tuvo que intervenir y al borde del descanso lo hizo decisivamente en un disparo de Lamah, voluntarioso de principio a fin.
Al Betis le costó demasiado triangular. Y eso pese a que Salva Sevilla le daba pausa al juego, pero pecó excesivamente del balón largo y ello provocó que Jorge Molina gastase todas sus energías únicamente en pugnas aéreas de espalda a la meta local.
Los heliopolitanos no perdieron disciplina en ningún momento. Nelson sufrió a ratos en su banda, aunque Paulao y Perquis fueron dos rocas insuperables en el centro de la retaguardia. Demasiado sobrios tal vez los de Mel en lo que a la creación de juego se refiere, pues dejaron las riendas del choque en las manos de Osasuna, cuya iniciativa no conllevó peligro real. La seriedad atrás le permitió al Betis soportar la presión.
Y también gozar, a la contra, de una última oportunidad que debió haber significado el tanto de la victoria para los sevillanos. La tuvo Rubén Castro a falta de diez minutos, cuando controló perfectamente un envío de Cañas pero remató de forma superflua ante la salida de Andrés Fernández. Como hiciera Jorge Molina en los albores, intentó superar con una vaselina al guardameta pero su definición no tomó el rumbo que deseaba. A partir de ahí, fue irremediable dar un definitivo paso atrás. Se sufrió en la última jugada, con un córner que hizo a los béticos recordar el descuento del pasado año. Pero ahí han ganado experiencia los pupilos de Mel, que siguen sumando y se mantienen en la zona privilegiada de la clasificación.
FUENTE: El Desmarque
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