Con once puntos de ventaja sobre el tercero a falta de sólo de 18 por jugar, el Betis ya casi puede celebrar un ascenso que si no es matemático, ya es casi virtual. Después de pasar por encima del Numancia en la segunda parte con Rubén Castro en figura, los de Pepe Mel superan con seis partidos menos la puntuación lograda la pasada temporada (72 por 71) y son casi de primera. La afición ha vivido la goleada sobre los sorianos celebrando ese ascenso que ya sólo es cuestión de tiempo y han reivindicado la figura de Pepe Mel en medio del debate sobre la continuidad del entrenador que casi tiene al equipo de vuelta a la categoría que nunca debió abandonar.
Una vez más, el Betis salió al terreno de juego con el freno de mano echado, con un ritmo muy inferior al de su rival. El Numancia aprovechó la situación y acosó a los verdiblancos en los primeros diez minutos, lanzando hasta cinco saques de esquina de forma casi consecutiva. Sin embargo, el primero en pegar fue Rubén Castro, que no desperdició el primer balón que recibió dentro del área para definir a la perfección ante Lafuente. El gol no sirvió para variar el sino del juego. Los sorianos continuaron llevando el peso del partido y no tardaron mucho en poner justicia en el marcador. Antes fue Emaná quien probó al portero rival pero su disparo fue demasiado centrado.
Fue en el minuto 21 cuando un saque de esquina lanzado desde la banda derecha por Barkero, fue rematado por Nano en el primer palo completamente libre de marca, ante la parsimonia de la defensa verdiblanca. El aviso llegó con justicia y dejaba a las claras que el Numancia no venía a pasar el rato. A partir de entonces el partido se equilibró progresivamente. Rubén Castro estuvo cerca de adelantar por segunda vez al Betis, pero apareció Nano para evitar el gol poco antes de que el balón llegara a la línea. El partido estaba abierto, y en ese momento al menos los de Mel si merodeaban el área numantina. Aún así fue el Numancia quien marcó, aunque el gol fue anulado porque Del Pino remató claramante con la mano un centro de Cedric, una pesadilla para Miguel Lopes. La decisión del árbitro llevó el suspiro a la grada, que ya se veía por debajo en el marcador. Para ser justos fue una acción aislada en el tramo final del período, porque el Betis acabó mandando como acostumbra en el Villamarín y de hecho Lafuente evitó con el rostro que Jorge Molina llevara la ventaja bética al descanso.
En la segunda parte, el Betis no volvió a dejar ni un resquicio a la duda. Sacó de centro y golpeó al Numancia fabricando una jugada por el centro que Jonathan Pereira se encargó de finalizar con su zurda, disparando cruzado y junto al palo de la meta soriana. Era lo que necesitaban los de Mel para pasar por encima de sus rivales. La presión adelantaba funcionaba y al Numancia apenas le duraba unos segundos el balón. Sólo tuvieron una, pero muy clara. Casto regalaba un balón en el área pequeña y entre dos delanteros del Numancia se molestaban marrando el 2-2. Sería la sentencia para los de Soria, que acto seguido encajaban el 3-1 en una jugada similar… pero en este caso el balón le caía a Rubén Castro, que no es de los que perdona y menos a puerta vacía.
El 4-1 llegaría en medio de la fiesta que ya se había montado en la grada. Esta vez con protagonismo coral. El Betis fabricaba una jugada de lado a lado con apertura final a la derecha y pase de la muerte para Rubén Castro, que hacía el cuarto, su tercero particular e igualaba al barcelonista Jonathan Sorianoen la cabeza de la tabla de goleadores. Era el momento para que se corease el nombre de Pepe Mel y ceñlebrera un ascenso que ya no se puede escapar de ninguna manera.
Una vez más, el Betis salió al terreno de juego con el freno de mano echado, con un ritmo muy inferior al de su rival. El Numancia aprovechó la situación y acosó a los verdiblancos en los primeros diez minutos, lanzando hasta cinco saques de esquina de forma casi consecutiva. Sin embargo, el primero en pegar fue Rubén Castro, que no desperdició el primer balón que recibió dentro del área para definir a la perfección ante Lafuente. El gol no sirvió para variar el sino del juego. Los sorianos continuaron llevando el peso del partido y no tardaron mucho en poner justicia en el marcador. Antes fue Emaná quien probó al portero rival pero su disparo fue demasiado centrado.
Fue en el minuto 21 cuando un saque de esquina lanzado desde la banda derecha por Barkero, fue rematado por Nano en el primer palo completamente libre de marca, ante la parsimonia de la defensa verdiblanca. El aviso llegó con justicia y dejaba a las claras que el Numancia no venía a pasar el rato. A partir de entonces el partido se equilibró progresivamente. Rubén Castro estuvo cerca de adelantar por segunda vez al Betis, pero apareció Nano para evitar el gol poco antes de que el balón llegara a la línea. El partido estaba abierto, y en ese momento al menos los de Mel si merodeaban el área numantina. Aún así fue el Numancia quien marcó, aunque el gol fue anulado porque Del Pino remató claramante con la mano un centro de Cedric, una pesadilla para Miguel Lopes. La decisión del árbitro llevó el suspiro a la grada, que ya se veía por debajo en el marcador. Para ser justos fue una acción aislada en el tramo final del período, porque el Betis acabó mandando como acostumbra en el Villamarín y de hecho Lafuente evitó con el rostro que Jorge Molina llevara la ventaja bética al descanso.
En la segunda parte, el Betis no volvió a dejar ni un resquicio a la duda. Sacó de centro y golpeó al Numancia fabricando una jugada por el centro que Jonathan Pereira se encargó de finalizar con su zurda, disparando cruzado y junto al palo de la meta soriana. Era lo que necesitaban los de Mel para pasar por encima de sus rivales. La presión adelantaba funcionaba y al Numancia apenas le duraba unos segundos el balón. Sólo tuvieron una, pero muy clara. Casto regalaba un balón en el área pequeña y entre dos delanteros del Numancia se molestaban marrando el 2-2. Sería la sentencia para los de Soria, que acto seguido encajaban el 3-1 en una jugada similar… pero en este caso el balón le caía a Rubén Castro, que no es de los que perdona y menos a puerta vacía.
El 4-1 llegaría en medio de la fiesta que ya se había montado en la grada. Esta vez con protagonismo coral. El Betis fabricaba una jugada de lado a lado con apertura final a la derecha y pase de la muerte para Rubén Castro, que hacía el cuarto, su tercero particular e igualaba al barcelonista Jonathan Sorianoen la cabeza de la tabla de goleadores. Era el momento para que se corease el nombre de Pepe Mel y ceñlebrera un ascenso que ya no se puede escapar de ninguna manera.
Fuente:Eldesmarque
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