El Betis dio un paso más hacia Primera al empatar en Córdoba, pues ya saca 12 puntos al Celta (a falta de 15 por jugarse), y 13 a Elche y Granada, por lo que un triunfo el miércoles ante el semidescendido Tenerife le dejaría virtualmente en Primera, aunque no de forma matemática, lo que podría acontecer el jueves o seguramente el domingo en Tarragona, pues hay pendiente por ahí un recurso al Comité de Apelación del Granada que conviene no tener en el olvido a la hora de los festejos y/o las celebraciones.
El partido del Nuevo Arcángel tuvo un comienzo trepidante por parte de los locales, que con De Coz y Callejón encontraron una autopista por su banda derecha, la que tapaba Isidoro, y a los 2 minutos ya ganaban gracias a un gol de Charles, que macó a bocajarro tras un primer despeje inverosímil de Casto. Instantes después, en otra jugada calcada por la misma banda, de nuevo Casto se lució al evitar que el remate desde cerca de Oriol Riera se transformara en el 2-0.
No había comenzado nada bien el partido para los béticos y Pepe Mel se desgañitaba en la banda pidiendo a sus hombres más intensidad en el juego y a Jonathan Pereira que ayudara a Isidoro en labores defensivas por su carril. Las órdenes surtieron efecto y, a pesar del tempranero 1-0 en contra y el posterior susto de Oriol Riera, los centrocampistas béticos empezaron a hacerse con las riendas del choque, gracias al criterio de Beñat e Iriney y a la movilidad de Juanma arriba, que empezó a crear desconcierto en las líneas defensivas rivales.
También Jonathan Pereira entró bastante en juego y el primer aviso serio lo dio él, con un pase al hueco a Rubén Castro que acabó en gol anulado a Jorge Molina por un fuera de juego a todas luces inexistente, pues era de un compañero que salía del área sin participar en la jugada y no del delantero canario.
Eso ocurría en el minuto 8 y en el 10 empató Jorge Molina con un cabezazo en globo a centro de Beñat. El Betis, entonces, fue durante un buen rato el amo del juego, hasta que llegaron las lesiones en cadena de Dorado y Miguel Lopes que obligaron a Mel a recomponer su defensa con la entrada de Belenguer (34’) y Ezequiel (38’) superada la media hora de partido.
Béticos y cordobesistas bajaron entonces la intensidad de su juego y parecieron dar por bueno un empate que satisfacía los intereses de ambos, pues no hay que olvidar que los locales se están jugando la permanencia. La segunda parte transcurrió anodina, con un Córdoba bien pertrechado atrás y un Betis que no pisó a fondo el acelerador en busca de la victoria, por lo que apenas hubo ocasiones de gol en ninguna de las porterías.
La única clara, en el último suspiro, la tuvo Jorge Molina en el 90, tras un remate de Iriney que el ariete bético remachó alto desde el punto de penalti. El empate deja al Betis más cerca del ascenso y al Córdoba, con la permanencia en la mano. Nada es aún matemático, pero lo será en breve. Para el ascenso, la primera oportunidad puede llegar el jueves. Y si no, el domingo en Tarragona. El Betis será pronto de Primera, no lo duden.
El partido del Nuevo Arcángel tuvo un comienzo trepidante por parte de los locales, que con De Coz y Callejón encontraron una autopista por su banda derecha, la que tapaba Isidoro, y a los 2 minutos ya ganaban gracias a un gol de Charles, que macó a bocajarro tras un primer despeje inverosímil de Casto. Instantes después, en otra jugada calcada por la misma banda, de nuevo Casto se lució al evitar que el remate desde cerca de Oriol Riera se transformara en el 2-0.
No había comenzado nada bien el partido para los béticos y Pepe Mel se desgañitaba en la banda pidiendo a sus hombres más intensidad en el juego y a Jonathan Pereira que ayudara a Isidoro en labores defensivas por su carril. Las órdenes surtieron efecto y, a pesar del tempranero 1-0 en contra y el posterior susto de Oriol Riera, los centrocampistas béticos empezaron a hacerse con las riendas del choque, gracias al criterio de Beñat e Iriney y a la movilidad de Juanma arriba, que empezó a crear desconcierto en las líneas defensivas rivales.
También Jonathan Pereira entró bastante en juego y el primer aviso serio lo dio él, con un pase al hueco a Rubén Castro que acabó en gol anulado a Jorge Molina por un fuera de juego a todas luces inexistente, pues era de un compañero que salía del área sin participar en la jugada y no del delantero canario.
Eso ocurría en el minuto 8 y en el 10 empató Jorge Molina con un cabezazo en globo a centro de Beñat. El Betis, entonces, fue durante un buen rato el amo del juego, hasta que llegaron las lesiones en cadena de Dorado y Miguel Lopes que obligaron a Mel a recomponer su defensa con la entrada de Belenguer (34’) y Ezequiel (38’) superada la media hora de partido.
Béticos y cordobesistas bajaron entonces la intensidad de su juego y parecieron dar por bueno un empate que satisfacía los intereses de ambos, pues no hay que olvidar que los locales se están jugando la permanencia. La segunda parte transcurrió anodina, con un Córdoba bien pertrechado atrás y un Betis que no pisó a fondo el acelerador en busca de la victoria, por lo que apenas hubo ocasiones de gol en ninguna de las porterías.
La única clara, en el último suspiro, la tuvo Jorge Molina en el 90, tras un remate de Iriney que el ariete bético remachó alto desde el punto de penalti. El empate deja al Betis más cerca del ascenso y al Córdoba, con la permanencia en la mano. Nada es aún matemático, pero lo será en breve. Para el ascenso, la primera oportunidad puede llegar el jueves. Y si no, el domingo en Tarragona. El Betis será pronto de Primera, no lo duden.
Fuente: Elcorreo
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