A punto de llegar a Zaragoza el AVE del Betis sufrió una sacudida bestial. El grito de goooooo- oooooool traspasó las barreras del sonido y despertó a todos los que trataban de echar una cabezada tras varios días de celebraciones, pese a que el ascenso no se terminaba de consumar. Acababa de marcar el Alcorcón el 1-0 al Granada. El Betis subía en el AVE y desde tierras mañas sonó el chupinazo que anunciaba el comienzo de la Fiesta, como en San Fermín. ¡¡Béticos, béticas, el Betis ya está en Primera, ya lo podéis celebrar!! Así, a 300 por hora, empezó la Fiesta del ascenso, al fin...
Fue una explosión de júbilo que llevaba contenida varios días y que en el Nou Estadi de Tarragona fue desactivada por un Nástic que se jugaba la misma vida y un árbitro casero y malaje que acabó dejando al Betis con nueve, al pairo de lo que pasara en Alcorcón. Pese a que el Betis ya estaba matemáticamente en Primera, el bajonazo fue espectacular y en Camp de Tarragona el AVE del ascenso parecía un funeral. Pero empezó a rodar el balón en Alcorcón, llegó un gol de los locales, luego una interminable hora pendiente de los transistores y, cerca ya de Madrid, otro gol del Alcorcón, el final del partido y el duelo que se convierte definitivamente en fiesta, ya sin solución de continuidad.
El Betis, en verdad, logró el ascenso matemático el pasado jueves , cuando el Celta no pasó del empate en Salamanca. A falta de cuatro partidos (12 puntos) por jugar ya le sacaba 14 al Celta y 13 a Granada y Elche, imposibles de remontar en los terrenos de juego. La propia LFP o la misma UEFA ya lo habían felicitado por su ascenso, aunque el previsible recurso del Granada ante el CEDD reclamando los tres puntos de su partido perdido ante el Barça B (que lo podrían dejar a 10 del Betis a falta de 12), paralizó los festejos del retorno a Primera. Para consumarlo definitivamente en el Nou Estadi de Tarragona había que ganar al Nástic, toda una papeleta, pues los tarraconenses están peleando a vida o muerte por la permanencia. Así que el partido llegaba marcado por la fiesta y el drama.
Mal arranque. No comenzó nada bien la cosa para los intereses béticos. De salida, Mel no pudo alinear a Dorado e Iriney, dos de los baluartes del equipo, que a los 23 minutos ya tenía tres jugadores amonestados (Salva Sevilla, Belenguer y Beñat) por el caserísimo Sureda Cuenca, al que desde el primer instante se le vio venir con aviesas intenciones. Peor se pusieron las cosas a los 25, pues una jugada de Tuni por la izquierda acabó con centro al área que desvió hacia su propia portería Roversio: 1-0 para el Nástic, la misma vida, y el chupinazo del ascenso bético que se vuelve a retrasar, pues todo lo que no fuera ganar en Tarragona dejaba a los béticos a expensas de lo que hiciera el Granada en Alcorcón.
No encontraban los béticos la fórmula para meterles mano a los tarraconenses, que cerraron líneas tras marcar su gol, así que Mel tiró de Emana, recuperado sorprendentemente de su aparatosa lesión de hace un par de semanas.
Con el camerunés en el campo –poco después entraría Ezequiel por un desafortunado Pereira– el Betis fue otro y pronto encontró la recompensa del gol, en una jugada de tiralíneas con taconazo final de Salva Sevilla que Rubén Castro (63’) mandó a la red con un ajustado remate.La infantería bética explotó de júbilo en las gradas, pero quedaba aún mucho partido por delante y lo que ocurrió en los compases finales no benefició para nada los intereses verdiblancos. Emana y Rubén gozaron de un par de contras mal rematadas para hacer el 1-2, pero luego fue Casto el que hubo de evitar el 2-1 con un paradón espectacular. El Nástic se jugó las últimas bazas en los compases finales con la entrada de Rey, Morán y Virgili, y a Oliva le salió ganadora la apuesta.
Belenguer fue expulsado de forma rigurosa en el 77’ y en el 83’ Roversio cometió un claro penalti que supuso el 2-1 de Powel y su expulsión. El Betis se quedaba con nueve y acto seguido, Virgili anotaba el 3-1 y la afición local respiraba aliviada. ¡Visca el Betis y Visca el Nástic! gritaban los aficionados locales, a los que entonces sí se empezó a oír en las gradas, donde los béticos habían ganado por goleada desde el inicio con sus cánticos.
La derrota dejó al Betis pendiente del transistor, que ésta vez sí mandó noticias satisfactorias: llegando a Zaragoza, el 1-0 del Alcorcón y el tren que casi descarrila de los botes que pegaron dentro los béticos. Cerca de Madrid, el 2-0, el final del partido y un subidón incontrolable de emociones. El Betis vuelve a Primera, manquepierda. Sólo el Betis es capaz de cosas así.
Fue una explosión de júbilo que llevaba contenida varios días y que en el Nou Estadi de Tarragona fue desactivada por un Nástic que se jugaba la misma vida y un árbitro casero y malaje que acabó dejando al Betis con nueve, al pairo de lo que pasara en Alcorcón. Pese a que el Betis ya estaba matemáticamente en Primera, el bajonazo fue espectacular y en Camp de Tarragona el AVE del ascenso parecía un funeral. Pero empezó a rodar el balón en Alcorcón, llegó un gol de los locales, luego una interminable hora pendiente de los transistores y, cerca ya de Madrid, otro gol del Alcorcón, el final del partido y el duelo que se convierte definitivamente en fiesta, ya sin solución de continuidad.
El Betis, en verdad, logró el ascenso matemático el pasado jueves , cuando el Celta no pasó del empate en Salamanca. A falta de cuatro partidos (12 puntos) por jugar ya le sacaba 14 al Celta y 13 a Granada y Elche, imposibles de remontar en los terrenos de juego. La propia LFP o la misma UEFA ya lo habían felicitado por su ascenso, aunque el previsible recurso del Granada ante el CEDD reclamando los tres puntos de su partido perdido ante el Barça B (que lo podrían dejar a 10 del Betis a falta de 12), paralizó los festejos del retorno a Primera. Para consumarlo definitivamente en el Nou Estadi de Tarragona había que ganar al Nástic, toda una papeleta, pues los tarraconenses están peleando a vida o muerte por la permanencia. Así que el partido llegaba marcado por la fiesta y el drama.
Mal arranque. No comenzó nada bien la cosa para los intereses béticos. De salida, Mel no pudo alinear a Dorado e Iriney, dos de los baluartes del equipo, que a los 23 minutos ya tenía tres jugadores amonestados (Salva Sevilla, Belenguer y Beñat) por el caserísimo Sureda Cuenca, al que desde el primer instante se le vio venir con aviesas intenciones. Peor se pusieron las cosas a los 25, pues una jugada de Tuni por la izquierda acabó con centro al área que desvió hacia su propia portería Roversio: 1-0 para el Nástic, la misma vida, y el chupinazo del ascenso bético que se vuelve a retrasar, pues todo lo que no fuera ganar en Tarragona dejaba a los béticos a expensas de lo que hiciera el Granada en Alcorcón.
No encontraban los béticos la fórmula para meterles mano a los tarraconenses, que cerraron líneas tras marcar su gol, así que Mel tiró de Emana, recuperado sorprendentemente de su aparatosa lesión de hace un par de semanas.
Con el camerunés en el campo –poco después entraría Ezequiel por un desafortunado Pereira– el Betis fue otro y pronto encontró la recompensa del gol, en una jugada de tiralíneas con taconazo final de Salva Sevilla que Rubén Castro (63’) mandó a la red con un ajustado remate.La infantería bética explotó de júbilo en las gradas, pero quedaba aún mucho partido por delante y lo que ocurrió en los compases finales no benefició para nada los intereses verdiblancos. Emana y Rubén gozaron de un par de contras mal rematadas para hacer el 1-2, pero luego fue Casto el que hubo de evitar el 2-1 con un paradón espectacular. El Nástic se jugó las últimas bazas en los compases finales con la entrada de Rey, Morán y Virgili, y a Oliva le salió ganadora la apuesta.
Belenguer fue expulsado de forma rigurosa en el 77’ y en el 83’ Roversio cometió un claro penalti que supuso el 2-1 de Powel y su expulsión. El Betis se quedaba con nueve y acto seguido, Virgili anotaba el 3-1 y la afición local respiraba aliviada. ¡Visca el Betis y Visca el Nástic! gritaban los aficionados locales, a los que entonces sí se empezó a oír en las gradas, donde los béticos habían ganado por goleada desde el inicio con sus cánticos.
La derrota dejó al Betis pendiente del transistor, que ésta vez sí mandó noticias satisfactorias: llegando a Zaragoza, el 1-0 del Alcorcón y el tren que casi descarrila de los botes que pegaron dentro los béticos. Cerca de Madrid, el 2-0, el final del partido y un subidón incontrolable de emociones. El Betis vuelve a Primera, manquepierda. Sólo el Betis es capaz de cosas así.
FUENTE: Elcorreo
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