El Betis ha sumado un punto en Anoeta con un nuevo gol de Rubén Castro y ha superado una jornada más de la Liga, lo que, a falta de seis partidos para el final de la temporada, es un paso más en la confirmación virtual del objetivo, que solo espera convertirse en matemático.
Los de Mel volvieron a ofrecer caras cambiantes durante los mismos 90 minutos de juego. Fue de nuevo oscilante el Betis, que en cualquier caso fue peligroso cuando ofreció su máximo y anodino cuando actuó bajo mínimos.
Sacando lo mejor del partido, la segunda mitad del Betis, a partir del 1-0 en contra, fue bastante buena. Coincidió con la salida de la caseta de Beñat y Pereira y con la salida del campo de Salva Sevilla y Cañas. Muy flojo sobre todo el primero, al que le pesó la responsabilidad de llevar el peso de su equipo.
En el debe, la relajación de la primera mitad, en la que el conjunto andaluz se abandonó a su suerte, sin balón, y se dejó dominar por una Real animosa pero limitada. Quizás sea el precio que haya que pagar por saberse ya salvado, la relajación. Lógico, por otra parte.
Si salió animoso el Betis, incluso dominador, a los pocos minutos la Real Sociedad se hizo con la pelota y cambió el discurso del partido, el que aparentaba en su inicio. El Betis cambió su cara y de poseerlo en diez minutos pasó casi a repudiarlo y a no tenerlo. Pasó sobre la marcha el equipo de Mel de su cara A, la alegre, a su cara B, la sobria, la seria y la defensiva. No se defendió mal el equipo de Mel, porque sus hombres estaban juntos y dificultaban la labor al equipo local, pero ello conllevaba dos hándicaps: un importante esfuerzo físico y una importante lejanía de las filas enemigas, sobre todo del portero de la Real. Con todo, el Betis pudo adelantarse en una contra propiciada por un resbalón local, pero Zubikarai estuvo acertado ante Rubén Castro.
Fue la única aproximación verdiblanca en la primera mitad, el resto, tampoco muchas más, fueron de la Real Sociedad. Incluida un penalti (por mano de Cañas) que Fabricio sacó a Agirretxe agotándose la primera parte.
El comienzo de la segunda parte fue la continuidad de la primera. La Real Sociedad siguió dominando y buscando el gol; el Betis esperaba no se sabía muy bien qué. La solución al enigma la ofreció Carlos Vela, que hizo el tanto donostiarra y, por fin, provocó la reacción verdiblanca.
Reacción desde el banquillo, porque las salidas de Beñat y Pereira es cierto que ofrecieron a los de Mel lo que no tenían, movilidad, dinamismo, agilidad. Justo lo que necesitaba un Betis que parecía llevar grilletes en los tobillos hasta ese momento. Con los cambios y el marcador en contra olvidó la relajación el equipo hispalense. Quizás sea un hándicap que tiene eso de saberse prácticamente salvado. Se soltó el Betis, jugó mejor, metido en el campo contrario y empató, claro que empató. Cómo no, con gol de Rubén Castro (13º) con cierta connivencia de Zubikarai. Quizás el mayor mérito se lo llevara la grandísima jugada y asistencia de Jefferson Montero.
No concedió demasiadas ocasiones el Betis a la contra, y por eso los verdiblancos pudieron incluso remontar el encuentro. Acabaron mejor los béticos el partido, sobre todo físicamente, si bien igual pudieron marcar en las últimas acciones del encuentro los visitantes, en un disparo de Santa Cruz, y los locales, en un remate al palo en el último momento.
Los dos equipos al final se conforman con un punto, un punto que al Betis lo deja como estaba, es decir, prácticamente salvado a la espera de la confirmación matemática.
Fuente: Eldesmarque
Los de Mel volvieron a ofrecer caras cambiantes durante los mismos 90 minutos de juego. Fue de nuevo oscilante el Betis, que en cualquier caso fue peligroso cuando ofreció su máximo y anodino cuando actuó bajo mínimos.
Sacando lo mejor del partido, la segunda mitad del Betis, a partir del 1-0 en contra, fue bastante buena. Coincidió con la salida de la caseta de Beñat y Pereira y con la salida del campo de Salva Sevilla y Cañas. Muy flojo sobre todo el primero, al que le pesó la responsabilidad de llevar el peso de su equipo.
En el debe, la relajación de la primera mitad, en la que el conjunto andaluz se abandonó a su suerte, sin balón, y se dejó dominar por una Real animosa pero limitada. Quizás sea el precio que haya que pagar por saberse ya salvado, la relajación. Lógico, por otra parte.
Si salió animoso el Betis, incluso dominador, a los pocos minutos la Real Sociedad se hizo con la pelota y cambió el discurso del partido, el que aparentaba en su inicio. El Betis cambió su cara y de poseerlo en diez minutos pasó casi a repudiarlo y a no tenerlo. Pasó sobre la marcha el equipo de Mel de su cara A, la alegre, a su cara B, la sobria, la seria y la defensiva. No se defendió mal el equipo de Mel, porque sus hombres estaban juntos y dificultaban la labor al equipo local, pero ello conllevaba dos hándicaps: un importante esfuerzo físico y una importante lejanía de las filas enemigas, sobre todo del portero de la Real. Con todo, el Betis pudo adelantarse en una contra propiciada por un resbalón local, pero Zubikarai estuvo acertado ante Rubén Castro.
Fue la única aproximación verdiblanca en la primera mitad, el resto, tampoco muchas más, fueron de la Real Sociedad. Incluida un penalti (por mano de Cañas) que Fabricio sacó a Agirretxe agotándose la primera parte.
El comienzo de la segunda parte fue la continuidad de la primera. La Real Sociedad siguió dominando y buscando el gol; el Betis esperaba no se sabía muy bien qué. La solución al enigma la ofreció Carlos Vela, que hizo el tanto donostiarra y, por fin, provocó la reacción verdiblanca.
Reacción desde el banquillo, porque las salidas de Beñat y Pereira es cierto que ofrecieron a los de Mel lo que no tenían, movilidad, dinamismo, agilidad. Justo lo que necesitaba un Betis que parecía llevar grilletes en los tobillos hasta ese momento. Con los cambios y el marcador en contra olvidó la relajación el equipo hispalense. Quizás sea un hándicap que tiene eso de saberse prácticamente salvado. Se soltó el Betis, jugó mejor, metido en el campo contrario y empató, claro que empató. Cómo no, con gol de Rubén Castro (13º) con cierta connivencia de Zubikarai. Quizás el mayor mérito se lo llevara la grandísima jugada y asistencia de Jefferson Montero.
No concedió demasiadas ocasiones el Betis a la contra, y por eso los verdiblancos pudieron incluso remontar el encuentro. Acabaron mejor los béticos el partido, sobre todo físicamente, si bien igual pudieron marcar en las últimas acciones del encuentro los visitantes, en un disparo de Santa Cruz, y los locales, en un remate al palo en el último momento.
Los dos equipos al final se conforman con un punto, un punto que al Betis lo deja como estaba, es decir, prácticamente salvado a la espera de la confirmación matemática.
Fuente: Eldesmarque
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