La historia se volvió a repetir de nuevo esta temporada, cuando menos papeletas tenía comprada el equipo de Mel para conseguir la victoria volvió a dar la campanada.
Ya advertían los jugadores heliopolitanos en la previa que se les daba mejor jugar ante equipos presumiblemente de arriba que los que son de su liga, y se volvió a confirmar este hecho en Málaga. Victoria sin lustre pero muy práctica para dar calma a unos jugadores, técnicos, consejo y afición que ansían llegar a la frontera de puntos para conseguir la salvación.
Pepe Mel dispuso a los mismo hombre que jugaron frente al Racing, con la salvedad del cambio obligado de Paulao y siendo sustituido por Amaya. Salió bien plantado defensivamente en la Rosaleda, con Beñat y Cañas muy juntitos con la zaga defensiva dandole la pelota al rival y aprovechando los robos y perdidas de balón malaguistas para lanzar los ataques con Pereira y Jeff. Montero en bandas y Rubén Castro en punta. El dominio local hizo que pasara agobios en algunas fases de la primera mitad el equipo verdiblanco, pero salvando dichas embestidas se fue estirando y repondiendo a los pupilos de Peregrini. Tal y como tenía planteado Mel el partido todo parecía presagiar que si el Betis marcaba sería a la contra, pero no fue así, fueron dos jugadas a balón parado las que propiciaron que los béticos sumaran los tres puntos para su casillero. Hasta entonces el Betis se había limitado a dos disparos lejanos y muy desviados de Beñat.
Beñat, hasta entonces desapercibido, colgaba un balón en el área para que Rubén castro, a un metro de Kameni, peinara y subiera el 0-1 en el marcador. Mucho premio para un Betis que al filo del descanso aumentó con un tanto de Dorado en un revuelo en el área que el central supo aprovechar para ajustar su disparo al palo izquierdo malagueño. El trabajo, sin haberlo merecido, estaba hecho, ahora solo restaba no tirarlo por la borda en la segunda mitad con el las dos jornadas anteriores.
Con la segunda parte se intensificó las embestidas costasoleñas a la meta de Fabricio. Duda tuvo en sus botas el 1-2, pero su disparo se estrelló en Fabricio. Van Nistelrooy tuvo una muy clara al peinar un centro, pero su balón se marchó cerca del poste derecho de Fabricio. Rondón seguía sembrando miedo en la defensa bética, que aguardaba como agua de mayo al pitido final del colegiado, para sumar tres puntos vitales en sus aspiraciones. Mientras tanto Mel jugaba sus bazas, sacó del campo a un rendido Beñat por Iriney para darle mayor consistencia al centro del campo, sentó a Montero y sacó a Juanma para abrir y tener incursiones en diagonales en ataque y quitó al islote de Santa Cruz susutituyendolo por Matilla. Con los cambios el Real Betis se sintió más cómodo y salía de vez en cuando al contragolpe.
Ya advertían los jugadores heliopolitanos en la previa que se les daba mejor jugar ante equipos presumiblemente de arriba que los que son de su liga, y se volvió a confirmar este hecho en Málaga. Victoria sin lustre pero muy práctica para dar calma a unos jugadores, técnicos, consejo y afición que ansían llegar a la frontera de puntos para conseguir la salvación.
Pepe Mel dispuso a los mismo hombre que jugaron frente al Racing, con la salvedad del cambio obligado de Paulao y siendo sustituido por Amaya. Salió bien plantado defensivamente en la Rosaleda, con Beñat y Cañas muy juntitos con la zaga defensiva dandole la pelota al rival y aprovechando los robos y perdidas de balón malaguistas para lanzar los ataques con Pereira y Jeff. Montero en bandas y Rubén Castro en punta. El dominio local hizo que pasara agobios en algunas fases de la primera mitad el equipo verdiblanco, pero salvando dichas embestidas se fue estirando y repondiendo a los pupilos de Peregrini. Tal y como tenía planteado Mel el partido todo parecía presagiar que si el Betis marcaba sería a la contra, pero no fue así, fueron dos jugadas a balón parado las que propiciaron que los béticos sumaran los tres puntos para su casillero. Hasta entonces el Betis se había limitado a dos disparos lejanos y muy desviados de Beñat.
Beñat, hasta entonces desapercibido, colgaba un balón en el área para que Rubén castro, a un metro de Kameni, peinara y subiera el 0-1 en el marcador. Mucho premio para un Betis que al filo del descanso aumentó con un tanto de Dorado en un revuelo en el área que el central supo aprovechar para ajustar su disparo al palo izquierdo malagueño. El trabajo, sin haberlo merecido, estaba hecho, ahora solo restaba no tirarlo por la borda en la segunda mitad con el las dos jornadas anteriores.
Con la segunda parte se intensificó las embestidas costasoleñas a la meta de Fabricio. Duda tuvo en sus botas el 1-2, pero su disparo se estrelló en Fabricio. Van Nistelrooy tuvo una muy clara al peinar un centro, pero su balón se marchó cerca del poste derecho de Fabricio. Rondón seguía sembrando miedo en la defensa bética, que aguardaba como agua de mayo al pitido final del colegiado, para sumar tres puntos vitales en sus aspiraciones. Mientras tanto Mel jugaba sus bazas, sacó del campo a un rendido Beñat por Iriney para darle mayor consistencia al centro del campo, sentó a Montero y sacó a Juanma para abrir y tener incursiones en diagonales en ataque y quitó al islote de Santa Cruz susutituyendolo por Matilla. Con los cambios el Real Betis se sintió más cómodo y salía de vez en cuando al contragolpe.
Y el partido moriría así, sin haberle hincado el diente los de Pelegrini a su rival y sumándo tres puntos vitales los de Heliópolis que lo acercan a la salvación. Muy importante la victoria por romper la racha de jornadas sin ganar y por hacer frente a la victoria del Zaragoza en esta jornada, dejando 3 puntos más lejos a Racing y Sporting.
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