Pues parece que Pepe Mel ya ha encontrado el plan B, C, ó D que pregonaba hace tiempo, visto lo visto éste sábado contra el Villarreal de Lotina. A la victoria práctica de la Rosaleda la pasada semana frente al Málaga del Jeque, se sumó la segunda consecutiva utilizando el mismo sistema de juego, poco o nada vistoso pero si muy efectivo.
Enorme paso hacia la salvación dieron los béticos esta jornada, puesto que pincharon Zaragoza, Sporting y Racing (equipos que marcan el descenso a la Liga Adelante), y que se sitúan a diez y trece puntos respectivamente.
El Betis le cedió el balón al Villarreal en el arranque del juego para después desmantelarlo de golpe cuando menos se lo esperaba el equipo de Lotina. Era algo así como el mundo al revés, ya que los levantinos, que querían fortalecer su defensa, o al menos eso decían en las vísperas, se encontraban con la pelota más de lo esperado, pero se limitaban a acarrearla de un lado para otro sin hacerle mucho daño al Betis. Sólo la acción de Fabricio que provocó taquicardia aguda a todos los suyos pudo poner las cosas cuesta arriba para los anfitriones. Todo podría haber sido distinto, peor para el Betis, si una jugada surrealista, de tintes cómico-trágicos, hubiese acabado con el esférico en la red de Fabricio. El meta canario, al recibir un pase de Dorado, resbaló. Suerte que el balón le hizo un favor a los verdiblancos, tropezó en el palo y, en su regreso al césped, superó también a Marco Ruben, más pendiente de obstaculizar al portero bético que de buscar la pelota y empujarla a las mallas.
Las ocasiones verdiblancas no se hicieron esperar, primero fue Santa Cruz quien bajón un balón aéreo, después Jonathan Pereira apenas rozó con un taconazo en un escorzo bastante raro y después fue Rubén Castro quien se encargó de demostrarle a Lotina que no tenía ninguna razón para menospreciarlo como lo hizo en el plano profesional. Su disparo no acabó dentro, pero el camino quedaba trazado a partir de ahí, sólo había que hacerse fuerte atrás para aguardar a que llegara otra ocasión de golpear. Pero la precipitación verdiblanca acabó cuando, a diez minutos para el descanso, Santa Cruz resolvió en gol una acción que tenía que serlo. Se encontró un balón fruto de un rechazo, de un mal despeje de Diego López a un potente disparo de Rubén Castro, y el paraguayo no perdonó. Primer golpe de los béticos antes de aprovechar el aturdimiento de un Villarreal que parece no creerse la situación que padece. Y lo mejor en esos casos es noquear con rapidez, justo lo que hizo Rubén Castro cuando lo habilitó Beñat tres minutos después, quien fue capaz de hacer el segundo tanto con una pequeña genialidad incluida. Recibió un pase entre líneas y se le ocurrió, sólo ante el meta amarillo, superarlo con un sombrero. Con este resultado llegamos a un plácido descanso.
La segunda mitad, con el viento a favor, no había que darle tanta trascendencia a la posesión del balón, lo que había que hacer era recuperarlo donde fuera y llevarlo tremendamente rápido hasta Diego López. Avisó Nelson, pudo marcar otra vez Santa Cruz, Paulao no acertó de cabeza con todo a favor hasta que una jugada a balón parado del Villarreal iba a ser llevada con rapidez por Jefferson Montero hasta Rubén Castro, quien habilitó a Beñat para que finiquitara todo. Con este tercer tanto bético se acabó el partido en el 59´ sin reseñar más que el penalty que se le concedió al Villarreal en el minuto 92 cometido por Fabricio y anotado por Marco Ruben.
El Betis no hizo un fútbol excelso, ni brillante, ni se gustó en exceso, pero hizo lo que debía, no andarse con chiquitas y amarrar virtualmente la salvación.
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