Soberbio partido con el que deleitó a los aficionados que abarrotaron el Benito Villamarín así como a los miles de béticos y aficionados al fútbol que lo siguieron por la pequeña pantalla. No menos colosal el previo a este choque, con el que se quiso dar un poco más de color al partido, y que gracias a la peña bética Betisweb en colaboración con el club heliopolitano se vivió un himno cantado por todo el campo acapela que emocionó al espectador. Y como no, emotivo minuto de silencio por el que fuera presidente del Real Betis Juan Manuel Mauduit Caller.
Pepe Mel apeló a los mismos hombres en los que viene confiando últimamente, con Iriney y Beñat en el eje de las operaciones y con Salva Sevilla en la habitual asimetría del 4-4-2 tirado a la izquierda. Rubén Castro se movía cerca de Jorge Molina y en muchas ocasiones incluso por delante del teórico delantero que ejercía de referencia. Jefferson Montero, mientras, trataba de explotar su velocidad en el flanco defensivo más débil de la zaga de Mourinho, es decir, cayendo en la zona de Marcelo para crearle a éste un sinfín de dificultades durante el primer periodo. Qué buen derroche de Iriney, como robaba la pelota, con que rapidez, con que acierto y con que verticalidad. Y el plan le salía redondo a los verdiblancos que una incursión de Nacho por su banda donde poco pudo parar Arbeloa, consiguió lanzar un centro a Rubén Castro que de perlas pinchó el balón para ponersela a Molina que aparecía por atrás y poner en franquicia el primer gol de la noche. El Villamarín rugía con el tanto que abría el partido.
Es evidente que enfrente estaba el Real Madrid, un equipo al que basta con mirar sus resultados para evaluarlo. Una máquina física poderosa, capaz de conjugar ese aspecto con un buen trato del balón y también con capacidad para noquear al adversario a la menor ocasión. Es normal que cualquier equipo con el resultado a favor y sabiendo el daño que pudiera recibir, reculara atrás dejandole campo y balón a su adversario. Pero el Betis siguió a lo suyo y trató de detener al Real Madrid a través de una defensa adelantada, tirando la línea a mucha distancia del área propia. Las tablas llegarían después de un primer aviso anulado por uno de los asistentes y fue a través de que Paulao no tuvo la velocidad suficiente para dar el paso sincronizado hacia adelante. Lo aprovechó Higuaín con Cristiano Ronaldo corriendo en paralelo a él y el Real Madrid equilibró la contienda en el ecuador del primer acto. No achantó el empate a los verdiblancos que siguieron defendiendose con un dominio del encuentro y ataques verticales de un grandioso Jeff. Montero y Rubén Castro con Jorge Molina. Y antes del descanso Salva Sevilla tuvo una falta para poner por delante al Betis, pero el decimoctavo palo lo impidió.
Con el comienzo de la segunda mitad,Iturralde González fué sustituido por el cuarto árbitro Sagués Oscoz (2ªB) por un tirón en la pierna y el mismo guión del partido, el Real Madrid salió a ver si pillaba una contra electrizante y el Real Betis a dominar el cuero y armar ataques en verticales. Pero necesita tan poco este Madrid para llegar y golear que en la primera aproximación que tuvo subió la pelota Kaká cedió a Marcelo por encima de la defensa y el brasileño le dejó en franquicia el tanto a Cristiano, que se estrenaba como goleador al único equipo de primera que le faltaba por anotar. 1-2 en el marcador. Pero a los capitalinos les duró poco la ventaja puesto que un corner ejecutado por Salva Sevilla no logra controlar correctamente con el pecho Arbeloa dejandosela de perlas a Jeff. Montero que le pegó rasa y fuerte al paloderecho de Iker Casillas. Las espadas de nuevo en todo lo alto y el Villamarín que alentaba a los suyos para llegar a soñar con la proeza de acabar con la inmaculada racha madridista. Con los dos equipos algo más cansados, y con más mesura en algunas acciones, cuando el Madrid tiró de recursos para volver a solventar el partido. Un córner, un cabezazo de Sergio Ramos y un rechace del portero no lo desperdició Cristiano Ronaldo, que le hizo su segundo gol al Betis, el que parecía matar el partido. Pero llegando a los minutos finales el arbitro, Sagués Oscoz, no apreció una clamorosa mano de Ramos dentro del área, lo que pudo haber sido la oportunidad de empatar el partido. El punto habría sido merecido para un equipo que lo había peleado hasta la extenuación.
Pepe Mel apeló a los mismos hombres en los que viene confiando últimamente, con Iriney y Beñat en el eje de las operaciones y con Salva Sevilla en la habitual asimetría del 4-4-2 tirado a la izquierda. Rubén Castro se movía cerca de Jorge Molina y en muchas ocasiones incluso por delante del teórico delantero que ejercía de referencia. Jefferson Montero, mientras, trataba de explotar su velocidad en el flanco defensivo más débil de la zaga de Mourinho, es decir, cayendo en la zona de Marcelo para crearle a éste un sinfín de dificultades durante el primer periodo. Qué buen derroche de Iriney, como robaba la pelota, con que rapidez, con que acierto y con que verticalidad. Y el plan le salía redondo a los verdiblancos que una incursión de Nacho por su banda donde poco pudo parar Arbeloa, consiguió lanzar un centro a Rubén Castro que de perlas pinchó el balón para ponersela a Molina que aparecía por atrás y poner en franquicia el primer gol de la noche. El Villamarín rugía con el tanto que abría el partido.
Es evidente que enfrente estaba el Real Madrid, un equipo al que basta con mirar sus resultados para evaluarlo. Una máquina física poderosa, capaz de conjugar ese aspecto con un buen trato del balón y también con capacidad para noquear al adversario a la menor ocasión. Es normal que cualquier equipo con el resultado a favor y sabiendo el daño que pudiera recibir, reculara atrás dejandole campo y balón a su adversario. Pero el Betis siguió a lo suyo y trató de detener al Real Madrid a través de una defensa adelantada, tirando la línea a mucha distancia del área propia. Las tablas llegarían después de un primer aviso anulado por uno de los asistentes y fue a través de que Paulao no tuvo la velocidad suficiente para dar el paso sincronizado hacia adelante. Lo aprovechó Higuaín con Cristiano Ronaldo corriendo en paralelo a él y el Real Madrid equilibró la contienda en el ecuador del primer acto. No achantó el empate a los verdiblancos que siguieron defendiendose con un dominio del encuentro y ataques verticales de un grandioso Jeff. Montero y Rubén Castro con Jorge Molina. Y antes del descanso Salva Sevilla tuvo una falta para poner por delante al Betis, pero el decimoctavo palo lo impidió.
Con el comienzo de la segunda mitad,Iturralde González fué sustituido por el cuarto árbitro Sagués Oscoz (2ªB) por un tirón en la pierna y el mismo guión del partido, el Real Madrid salió a ver si pillaba una contra electrizante y el Real Betis a dominar el cuero y armar ataques en verticales. Pero necesita tan poco este Madrid para llegar y golear que en la primera aproximación que tuvo subió la pelota Kaká cedió a Marcelo por encima de la defensa y el brasileño le dejó en franquicia el tanto a Cristiano, que se estrenaba como goleador al único equipo de primera que le faltaba por anotar. 1-2 en el marcador. Pero a los capitalinos les duró poco la ventaja puesto que un corner ejecutado por Salva Sevilla no logra controlar correctamente con el pecho Arbeloa dejandosela de perlas a Jeff. Montero que le pegó rasa y fuerte al paloderecho de Iker Casillas. Las espadas de nuevo en todo lo alto y el Villamarín que alentaba a los suyos para llegar a soñar con la proeza de acabar con la inmaculada racha madridista. Con los dos equipos algo más cansados, y con más mesura en algunas acciones, cuando el Madrid tiró de recursos para volver a solventar el partido. Un córner, un cabezazo de Sergio Ramos y un rechace del portero no lo desperdició Cristiano Ronaldo, que le hizo su segundo gol al Betis, el que parecía matar el partido. Pero llegando a los minutos finales el arbitro, Sagués Oscoz, no apreció una clamorosa mano de Ramos dentro del área, lo que pudo haber sido la oportunidad de empatar el partido. El punto habría sido merecido para un equipo que lo había peleado hasta la extenuación.
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