Tal y como pasó ante el Barcelona y Real Madrid, tras darle ojana y azúcar a los jugadores del Real Betis por el enorme partido disputado a los dos grandes del fúbol español vino la debacle en verdiblanco. El currobetis de esta temporada, el que dibuja con dientes de sierra la campaña actual. Un mes sin ganar bien vale una parada en boxes y salir a por las dos citas caseras consecutivas en ciernes a cara de perro.
Como era previsible, Betis y Rayo disputaron un encuentro de ida y vuelta, aunque se olvidaron durante mucho tiempo de las áreas. Sólo Michu, que se encontró con un espléndido Fabricio que detuvo su remate de cabeza, y Diego Costa, con un remate cruzado tras una falta erróneamente ejecutada por Salva Sevilla, llevaron algo de peligro mientras se cubrían los minutos de estudio mutuo. La pelota quemó en las botas de los béticos. La perdieron rápido y se echó de menos una mayor presencia y una mayor personalidad en la medular verdiblanca, donde solo Iriney mostraba signos de orgullo y de pelea.
El equipo de Mel sobrevivió al repaso rayista en esta primera mitad gracias al portero canario, Fabricio, desvaratando con una soberbia mano a un remate a bocajarro de Michu delante del portero o desviando posteriormente un disparo cruzado de Diego Costa, tras una falta a favor del Betis mal ejecutada por Salva Sevilla, en la que fue la segunda ocasión local. Sin apenas elaboración del juego, con Salva Sevilla y Beñat más pendientes de la destrucción que de su labor habitual, el cuadro verdiblanco no acabó de encontrar ese patrón de juego que lo mantiene cómodo sobre el césped. Desdibujado hasta Jeff. Montero que no se le recuerda ninguna incursión de relevancia en la banda vallecana.
En la segunda mitad, el Betis salió con algo más de mordiente, aunque todo atisbo de cambio se sesgó a los seis minutos de la reanudación el Rayo trenzó una jugada en línea de tres cuartos donde una acción de Diego Costa finalizó con un pase al hueco a la espalda de unos zagueros béticos que parecieron jugar a otra cosa, para que Armenteros batiese por bajo a Fabricio. 1-0 y la segunda mitad sería un calco de la primera sin alma, sin personalidad, sin mordiente de parte de los chicos de Pepe Mel que ni aún moviendo el banquillo el mister verdiblanco con la entrada de Pereira, Santa Cruz y Juanma consiguió dotar al equipo de carácter y ofensividad.
Así, de esta forma, era de esperar el segundo tanto, mucho más que el empate. Llegó en el único borrón de Fabricio en el partido. Se quedó a media salida y Diego Costa, que volvió loco a la zaga verdiblanca, remató de cabeza para hacer el segundo. Ya Tamudo redondeó el marcador con el tercero en el descuento del partido, con el Betis noqueado, anestesiado.
Primera "final", catalogada por algunos futbolistas a priori, que se pierde y a las puertas de dos jornadas claves consecutivas jugando en casa.
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