Fiesta y de la que deja huella durante años, es la que se vivió este miércoles festivo por el Villamarín con la visita del mejor equipo del mundo, el F.C. Barcelona de Guardiola.
Aunque el abultado e injusto resultado de la ida en el Camp Nou podía hacer mella en la fiel infantería bética. Una vez más se demostró que el beticismo es mucho más que un sentimiento, un escudo o una bandera, y abarrotó el graderío helipolitano con cerca de 35.000 almas verdiblancas coreando el grito de guerra aprendido la pasada temporada en Salamanca, ovacionando a su equipo a la salida del tunel de vestuario o alentando con el clásico ¡¡¡Beeetis, Beeetis!!!.
Con tal ambiente y aroma de tardes mágicas de primera división empezó el choque. Jugando desde el primer segundo de tu a tu a todo un F.C. Barcelona histórico que a poco que le dejes te humilla futbolisticamente con su imcreible calidad de equipo, se puso el Real Betis Balompié por delante del marcador en el minuto 1 gracias a una magnifica falta lateral sacada por Salva Sevilla y que encuentra en la bota de Jorge Molina el mejor aliado para batir al portuense Pinto.
Si el destino fue injusto con el Real Betis en el partido de ida, hoy regalaba fútbol de más alta calidad del presentado en el Camp Nou siete días atrás y goles verdiblancos. Minuto 6:43, tras el acoso y derribo al que estaba siendo sometido el Barça volvió a aparecer la pegada de los de Mel de la mano del rapidísimo Ezequiel. Quien avanzando desde la línea de banda en diagonal hasta la frontal del área, mete un pase soberbio entre los centrales culés para dejarle un gran balon a Jorge Molina que bate a Pinto de nuevo poniendo el 2-0 en el marcador. El estadio estaba en estado de éxtasis, pero no quedo ahí el peligro del Real Betis que tuvo en sus manos poner el 3-0 con Molina como protagonista de nuevo y muchos béticos se tiraban de los pelos.
Se sucedían las contras verdiblancas gracias a la solidaridad del equipo en la presión al Barça y en el exquisito toque de balón que les tiene inculcado, hasta la saciedad, el mister Pepe Mel.
El Villamarín era una explosión de alegría y muchos soñaban con conseguir esos 5 goles que se trajo el equipo de las 13 barras de tierras catalanas. El ambiente y esos primeros goles, a este que les escribe le recordó al ambiente del España - Malta en este mismo escenario.
Baño de juego y fútbol que tuvo su lado realista en la desafortunada jugada de Roversio que despejando mal la pelota, se la encuentra Xavi que ve a Messi en carrera, le cede el balón, quiebra a Isidoro sin balón y bate por debajo a Casto. Minuto 37, la ilusión por el pase de ronda moría y nacía por parte de la afición la honra de ganar al grande entre los grandes. Apurando el final de la primera mitad falta que bota Salva Sevilla al interior del área pequeña que rechaza Milito a la frontal de área grande y lo recoje Arzo que de media vuelta y sin dejarla caer bate la portería culé. 3-1 y éxtasis generalizado en el coliseo bético.
Faltaba oxígeno en la segunda mitad. El Barça ya tocaba mucho más cómodo y merodeaba el área de Casto. Un chut de Messi provocó una mano de Isidoro y el árbitro pitó penalti, pero la suerte estaba del lado del Betis. El argentino resbalaba en el lanzamiento y enviaba alto el balón. Poco después se lesionaba Iriney y Nacho se daba el gustazo de reventar un balón contra el poste. Quedaba un mundo, pero no pasó nada más. El Barça se dedicó a dormir la pelota y el Betis acabó con la mayor dignidad posible, la gente se rindió a su equipo y lo celebró como lo que fue... una victoria ante el mejor equipo del mundo, ahí es nada.
Aunque el abultado e injusto resultado de la ida en el Camp Nou podía hacer mella en la fiel infantería bética. Una vez más se demostró que el beticismo es mucho más que un sentimiento, un escudo o una bandera, y abarrotó el graderío helipolitano con cerca de 35.000 almas verdiblancas coreando el grito de guerra aprendido la pasada temporada en Salamanca, ovacionando a su equipo a la salida del tunel de vestuario o alentando con el clásico ¡¡¡Beeetis, Beeetis!!!.
Con tal ambiente y aroma de tardes mágicas de primera división empezó el choque. Jugando desde el primer segundo de tu a tu a todo un F.C. Barcelona histórico que a poco que le dejes te humilla futbolisticamente con su imcreible calidad de equipo, se puso el Real Betis Balompié por delante del marcador en el minuto 1 gracias a una magnifica falta lateral sacada por Salva Sevilla y que encuentra en la bota de Jorge Molina el mejor aliado para batir al portuense Pinto.
Si el destino fue injusto con el Real Betis en el partido de ida, hoy regalaba fútbol de más alta calidad del presentado en el Camp Nou siete días atrás y goles verdiblancos. Minuto 6:43, tras el acoso y derribo al que estaba siendo sometido el Barça volvió a aparecer la pegada de los de Mel de la mano del rapidísimo Ezequiel. Quien avanzando desde la línea de banda en diagonal hasta la frontal del área, mete un pase soberbio entre los centrales culés para dejarle un gran balon a Jorge Molina que bate a Pinto de nuevo poniendo el 2-0 en el marcador. El estadio estaba en estado de éxtasis, pero no quedo ahí el peligro del Real Betis que tuvo en sus manos poner el 3-0 con Molina como protagonista de nuevo y muchos béticos se tiraban de los pelos.
Se sucedían las contras verdiblancas gracias a la solidaridad del equipo en la presión al Barça y en el exquisito toque de balón que les tiene inculcado, hasta la saciedad, el mister Pepe Mel.
El Villamarín era una explosión de alegría y muchos soñaban con conseguir esos 5 goles que se trajo el equipo de las 13 barras de tierras catalanas. El ambiente y esos primeros goles, a este que les escribe le recordó al ambiente del España - Malta en este mismo escenario.
Baño de juego y fútbol que tuvo su lado realista en la desafortunada jugada de Roversio que despejando mal la pelota, se la encuentra Xavi que ve a Messi en carrera, le cede el balón, quiebra a Isidoro sin balón y bate por debajo a Casto. Minuto 37, la ilusión por el pase de ronda moría y nacía por parte de la afición la honra de ganar al grande entre los grandes. Apurando el final de la primera mitad falta que bota Salva Sevilla al interior del área pequeña que rechaza Milito a la frontal de área grande y lo recoje Arzo que de media vuelta y sin dejarla caer bate la portería culé. 3-1 y éxtasis generalizado en el coliseo bético.
Faltaba oxígeno en la segunda mitad. El Barça ya tocaba mucho más cómodo y merodeaba el área de Casto. Un chut de Messi provocó una mano de Isidoro y el árbitro pitó penalti, pero la suerte estaba del lado del Betis. El argentino resbalaba en el lanzamiento y enviaba alto el balón. Poco después se lesionaba Iriney y Nacho se daba el gustazo de reventar un balón contra el poste. Quedaba un mundo, pero no pasó nada más. El Barça se dedicó a dormir la pelota y el Betis acabó con la mayor dignidad posible, la gente se rindió a su equipo y lo celebró como lo que fue... una victoria ante el mejor equipo del mundo, ahí es nada.
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